Durante estas
Navidades de 2018 hemos desarrollado una acción muy especial, en
colaboración con los alumnos de un Colegio español, y el Monasterio de Draganac en Serbia. Hemos tenido el placer de compartir unos
momentos inolvidables cargados de ilusión, solidaridad, bondad, y
esperanza.
La acción ha tenido
el objetivo de hacer sentir a los niños de Kosovo y Metojia el
cariño y cercanía de otros niños, a miles de kilómetros de
distancia, pero con los que comparten unas raíces y creencias
cristianas comunes.
A la vez, ha servido para que los niños
españoles hayan tenido un contacto directo, y se hayan concienciado,
de la situación de estos niños que viven en condiciones difíciles.
Se trata en definitiva de una pequeña-gran acción con una amplia
repercusión positiva que se distribuye de manera capilar a decenas
de niños, tanto en Serbia como en España.
Esta actividad se ha
desarrollado en colaboración con varios grupos de alumnos del
Colegio San Juan Bosco de Torrejón de Ardoz (Madrid), El Val, Ciudad del Aire, y Beatriz Galindo de Alcalá de Henares (Madrid), y Torres Quevedo de Coslada (Madrid), que han
realizado a mano varias decenas de Felicitaciones Navideñas
personalizadas para un grupo de niños de Silovo, en Kosovo y
Metojia.
Los niños poseen un
enorme universo interior, y por supuesto, mucho más puro y mejor que
el de los adultos, y las Felicitaciones Navideñas hechas a mano han
llevado muchas sonrisas y alegría a estos niños. Cada niño se ha
sentido especial al recibir una felicitación hecha a mano por otro
niño específicamente para el. Han sentido que no están solos.
Están realmente ilusionados con que tienen a alguien al que
escribir, en un país muy lejano. A veces pensamos que estos gestos
son pequeñas cosas con poca repercusión, pero todos sabemos que la
infancia es algo que determina nuestras vidas. Y momentos como estos
aportan un rayo de sol y esperanza a los almas de los niños para
toda la vida
Los destinatarios de
estas Felicitaciones viven en Silovo, un pueblo de 541 habitantes de
la zona de Gnjilane, cerca del famoso Monasterio de Draganac (a 10
kilómetros). Una zona del interior de Kosovo y Metojia, donde los
cristianos son una minoría que resiste, que dan testimonio de su fe
en su día a día, y que viven en una zona rural, con mucho paro, y
con mucha escasez de casi todo, y además sufren boicot y sabotajes
continuos a sus bienes, a sus cosechas, a sus animales….incluso a
lugares como el cementerio, donde es frecuente que haya asaltos para
romper lápidas, cruces, etc.
Pero los que se han
quedado, por voluntad propia, no se van a ir, y de hecho, es
impresionante como aguantan todo, sin duda un ejemplo de coraje, y
también, porque no decirlo, de querer construir un futuro en paz
para sus hijos. Nuestra motivo de existir en la ONG Solidaridad
Kosovo es ayudar precisamente a eso, a que no se tengan que ir, y a
algo muy importante, a llevar esperanza, ocio, e ilusión, sobre todo
a los más pequeños y a los jóvenes.
Este ha sido un
proyecto piloto, nacido del entusiasmo de una niña, que ha
coordinado junto con su profesora, su primer proyecto de cooperación
internacional. Un proyecto, que dado su éxito y elevada repercusión,
replicaremos el próximo año, ampliando el número de participantes. Los niños nos hacen salir de nuestra zona de confort, y aspirar a nuevas metas. Agradecer también al Hermano Milos, Ismael, y al Padre Ilarión del
Monasterio de Draganac, el apoyo logístico y organizativo. Pese a
las trabas que pusieron las autoridades albanesas, finalmente el
proyecto salió adelante con éxito.
En agradecimiento por su especial esfuerzo a todos los niños del Colegio San Juan Bosco que trabajaron con gran intensidad para que todo saliera adelante, Ismael junto con un grupo de niños les preparó este vídeo de agradecimiento:
El próximo año,
más y mejor.