En la mañana del pasado día 15 de Septiembre de 2014,
miembros de Solidaridad Kosovo emprendieron viaje para llevar a cabo una nueva
misión humanitaria a la región de Kosovo-Metohija, con el fin de proporcionar
ayuda a los enclaves serbios allí existentes y hacer más fácil la supervivencia
de las personas que allá habitan.
Después de recorrer los 3.500 kilómetros
que separan Alcalá de Henares de Kosovo, el convoy humanitario llegó al puesto
aduanero de la mencionada región a primera hora de la tarde del miércoles 17 de
septiembre. Una vez allí y previo pago de un nuevo seguro de automóviles de 30
euros por 10 días (Kosovo es el único territorio europeo que no valida la carta
verde internacional de seguros), los funcionarios albanokosovares procedieron a
inmovilizar el vehículo sin alegar ninguna justificación coherente.
Parecía ser, que los aduaneros no entendían el por qué unos ciudadanos españoles querían
ayudar a la gente necesitada de Kosovo. De nada sirvieron las
explicaciones de los cooperantes y de un
policía italiano del EULEX que, intentando mediar, le mandaron callar ante los
atónitos ojos de los voluntarios de Solidaridad Kosovo.
Una vez retenida la furgoneta y la carga altruista que
transportaba en una terminal habilitada al efecto, los funcionarios
albanokosovares requirieron la presencia de representantes de la Iglesia Ortodoxa Serbia, con el
fin de que se justificase, mediante “documentos oficiales”, el destino de la
ayuda. Según estos agentes de la
autoridad, ésta era la única manera de poder levantar la inmovilización del
convoy humanitario.
Una vez llegados al lugar a las 18:15 horas el personal de la Iglesia Ortodoxa Serbia, los
funcionarios procedieron a comunicar el cierre de la aduana desde las 18 horas
de aquella tarde, por lo que los voluntarios debieron volver al día siguiente
para sacar el vehículo de la terminal.
Tras pasar la noche en Gracanica, a las 8 de la mañana,
Arnaud y Miguel, partieron nuevamente a la aduana de Kosovo para poder levantar
la inmovilización de la furgoneta. Pese a portar todos los documentos
requeridos y presentarlos ante los empleados de la aduana, éstos evitaron que
el convoy prosiguiera su camino hasta las 17 horas. Llegada esa hora y antes de
salir de la terminal, hubo que pagar 40 euros por la estancia de la furgoneta
en aquel lugar, más otros 20 euros por poder entregar el material humanitario
en su destino.
A la mañana siguiente y una vez superados todos los imprevistos,
los cooperantes procedieron a cumplir con la misión encomendada, dirigiéndose a
la localidad de Banja, una pequeña villa montañosa de Metohija donde hoy
consiguen sobrevivir 200 serbios en un enclave situado en una escarpada ladera.
Una vez allí dotaron a la cocina de la escuela del lugar de un frigorífico, una
cocina de carbón, un horno, una mezcladora de alimentos, una campana, trapos de
cocina, recipientes de plástico, tazas, biberones, un azucarero, una cafetera,
ollas, cacerolas, sartenes, bandejas, cucharas, tenedores, cuchillos,
cucharillas, artesas, botellas de vidrio, planchas de cerámica, platos soperos,
platos llanos, un cubo para la basura, así como tubos para la salida de humos.
Los voluntarios y María, Directora de la escuela, posan con el material donado para habilitar la cocina de la escuela
Posteriormente, los voluntarios entregaron a los más peques los juguetes donados por una empresa colaboradora. Un momento que fue de gran emotividad y alegría al ver las caras de satisfacción de las niñas y niños que recogían los regalos con los que les obsequiaba nuestra organización.
Las caras de estos
niños y niñas lo dice todo
No quisimos despedirnos de la localidad, sin reunirnos antes
con el profesor de Educación Física del citado colegio, haciéndole entrega de
balones de fútbol, de voley y de baloncesto, así como de equipaciones de
balonpié y juegos de tenis de mesa.
Posteriormente el convoy humanitario se dirigió a Crkolez,
una pequeña pedanía cercana a Banja donde conviven ortodoxos serbios y
albaneses católicos. Míseros labriegos que se protegen mutuamente de los
continuos robos, actos vandálicos y amenazas que sufren diariamente. Allí, los miembros
de Solidaridad Kosovo aportaron a estas pobres gentes ropa no deportiva donada
por la Fundación
del Atlético Madrid, así como juguetes a
los más pequeños que se mostraron estupefactos y agradecidos por tan grata
sorpresa.
Arnaud donó
juego de badminton a esta niña
Las familias
de Crkolez junto a los cooperantes
A primera hora de la tarde el convoy regresó a Gracanica.
Sin perder tiempo los voluntarios se dividieron en dos grupos para seguir
repartiendo el material humanitario. En uno de esos grupos partió Miguel junto
al Padre Estevo. Ambos se dirigieron en un furgón al enclave de Novo Brdo, con el objeto de ayudar a una familia cuya
vida recordaba a la España
de posguerra. Por si esto no fuera suficiente, la fatalidad había querido
cebarse con esta paupérrima familia, que con el padre gravemente enfermo y el
menor de los hijos con notorias malformaciones a causa de los efectos del
Uranio “empobrecido” bombardeado en 1999, había tenido que ver como su hogar se
incendiaba recientemente.
Llegados al lugar arriba indicado, Miguel y el Padre Estevo
procedieron a entregar a Ivana, la madre
de la familia, un frigorífico, un aspirador y un televisor de plasma. Después
de una vida con tanto sufrimiento, la emoción se desbordó e Ivana rompió a
llorar mientras que sus hijos Anastasia, Aleksandar y Pable corrían descalzos y
con los ojos vidriosos para abrazar a Miguel, el cual tuvo que consolarles
durante varios minutos.
Anastasia y
Aleksandar nos enseñaron a sus perritos
Por otro lado, Jesús, Roberto, Lourdes, Milovan, Ivana y Arnaud, se
dirigieron a las deficientes instalaciones del Grancanica FK, donde hicieron
entrega de la equipaciones deportivas donadas por la Fundación del Sevilla
F.C y por la Fundación
del Atlético de Madrid. Tanto los niños como los padres se mostraron
contentísimos ante esta inesperada sorpresa que a muchos les costaba creer.
Antes de marchar del lugar, los voluntarios asistieron a un partido entre
padres e hijos, que con esta acción, quisieron mostrarnos su gratitud.
Los niños
recogieron alegres y sorprendidos sus camisetas del Sevilla
Los papas
jugaron el partido con las camisetas donadas por el Atlético de Madrid
Los niños
posan antes del partido
Al atardecer de aquel día, la caravana humanitaria continuó
su viaje hacia el norte de Kosovo. Tras pasar la noche en Mitrovica Norte, los
cooperantes llegaron a Leposavic a las 9 de la mañana del cuarto día en Kosovo.
Allí se reunieron con Tania(la
Directora del centro médico de Leposavic) y procedieron a
entregar los siguientes medicamentos y equipos médicos: Un frigorífico, un
medidor de glucosa y tiras para su uso, 3 inhaladores, 3 tensiómetros, 3
termómetros, tiras antideslizantes, 30 cajas de Tropon, 50 cajas de
Aminofilina, 100 cajas de Paracetamol, 30 cajas de Diazepan, 18 cajas de
Dicynone, 100 cajas de Dexaton, 30 cajas de Buscopan, 135 cajas de Lemod Solu,
20 cajas de Synopen, 10 cajas de Chloramphenicol, 20 cajas de Calcifediol, 109
cajas de Pancillin, 10 cajas de Andol 100, Diez cajas de Nifelat, 10 cajas de
Peracel, 10 cajas de Isoptin, 15 cajas de Dilacor, 60 de cajas de Dift, 100
cajas de Lasix, 12 cajas de Brufen, 10 cajas de Jecoderm y 4 cajas de hemopres.
Lourdes dona
el medicamento a las doctoras Anna y Ruza
Todo el personal médico del centro, así como algunos pacientes, nos felicitaron por tan noble
labor y nos agasajaron en todo momento, ya que como nos dijeron, no estaban
acostumbrados a una ayuda tan desinteresada.
Foto del
resto del material cedido al hospitalillo de Leposavic
Tras varias horas confraternizando con nuestros amigos y
amigas serbios de Leposavic, los miembros de Solidaridad Kosovo con el corazón
compungido, iniciaron su camino de regreso a primera hora de la tarde. Si bien,
antes de marchar, prometimos volver
pronto.